Lifespan - La investigación del Prof. Dr. David Sinclair

En 2019, el bestseller mundial "Lifespan" sobre este tema fue publicado por el principal investigador de la longevidad en el mundo, el doctor David Sinclair, profesor de la Facultad de Medicina de Harvard y director del departamento de investigación sobre el envejecimiento. Su tesis: El envejecimiento es una enfermedad que puede y debe curarse (o al menos ralentizarse significativamente). Sus investigaciones sugieren que sólo hay una razón para el envejecimiento: la pérdida de información. Sinclair estableció así la Teoría de la Información sobre el Envejecimiento, basada en 30 años de sus investigaciones. No existe ninguna razón física, química o biológica por la que los seres vivos tengan que envejecer. Se estudian algunos animales, como ciertas especies de medusas, como la Turritopsis dohrnii, considerada "biológicamente inmortal". Cuando esta medusa sufre daños físicos o estrés, puede volver a una etapa de desarrollo anterior, regenerarse y seguir viviendo. Según el profesor Sinclair, todos los organismos superiores, es decir, plantas y animales, envejecen porque todos descienden de un antepasado común. Un pequeño organismo al que él llama el "Gran Superviviente". Este organismo desarrolló un mecanismo de supervivencia único que le permitió soportar fases hostiles de la historia de la Tierra en las que sus competidores perecieron. E irónicamente, este mecanismo de supervivencia es la razón por la que envejecemos.

Lifespan - Prof. Dr. David Sinclair

¿Cómo funcionan estos mecanismos de supervivencia? El ADN de las células vivas está expuesto a diversas influencias que pueden dañar sus componentes, como la radiación, las sustancias químicas nocivas o simplemente la reproducción celular, que se produce miles de millones de veces al día en el cuerpo humano. Para reparar estos daños, este tipo celular primigenio, el "Gran Superviviente", desarrolló un mecanismo especial de supervivencia que sigue siendo esencial hoy en día. Nuestras células invierten sus recursos disponibles (material y energía) o bien en la longevidad (reparar los daños) o bien en el crecimiento y la reproducción. No es posible seguir ambos caminos simultáneamente. ¿Qué relación tiene esto con el envejecimiento? En términos sencillos, en nuestras células se almacenan dos tipos de información fundamentalmente diferentes: información digital e información analógica. La información digital corresponde a la secuencia de pares de bases de nuestro ADN: el código del ADN. Todas nuestras células tienen el mismo código de ADN, que contiene la misma información digital. Pero, ¿cómo sabe una célula cerebral que es una célula cerebral y no una célula hepática? El responsable es el epigenoma. Está formado por proteínas, en concreto enzimas, que deciden qué genes deben activarse y cuáles no. El epigenoma es, por tanto, la información analógica de una célula, que complementa la información digital del código del ADN.

Las sirtuinas como principales ejecutoras de nuestra célula

Se puede pensar en el epigenoma como en un director de orquesta, en el que los músicos representan al ADN. El director decide qué melodía se va a tocar. Los principales actores son varios reguladores epigenéticos que se unen al ADN y desactivan genes de forma selectiva. Estos reguladores epigenéticos se llaman sirtuinas, que deciden entre la reproducción o la reparación del ADN. Si las sirtuinas se ven obstaculizadas en su trabajo y no pueden desactivar genes de forma selectiva, puede perderse información, y la célula podría no saber si son, por ejemplo, células nerviosas o de la piel. Las células pierden su identidad, y eso es precisamente el envejecimiento. ¿Por qué las sirtuinas pueden ver obstaculizado su trabajo? Esa es la gran cuestión. Por desgracia, las sirtuinas tienen múltiples tareas; además de desactivar genes específicos, también son responsables de la reparación del ADN. Cuantas más roturas haya en el ADN, más a menudo se activan temporalmente genes que deberían estar desactivados. Cuando las sirtuinas son llamadas para realizar reparaciones y abandonan su puesto, los genes no pueden desactivarse, lo que provoca más daños.

Por tanto, ¿el envejecimiento es inevitable o no?

Si las sirtuinas no tuvieran que realizar dos tareas simultáneamente o si trabajaran de forma más eficiente, podríamos ralentizar o incluso invertir el envejecimiento. Sin embargo, con el tiempo, la "ética de trabajo" de las sirtuinas disminuye, lo que acelera el proceso de envejecimiento de los seres vivos. Según Sinclair, esto se debe a la falta de recursos. Las sirtuinas carecen cada vez más del combustible que necesitan. Este combustible para las sirtuinas se llama Nicotinamida Adenina Dinucleótido (NAD+). Si aumentaran los niveles de NAD+ en nuestras células, las sirtuinas funcionarían de forma más fiable y envejeceríamos más lentamente.

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